Icono de Pozoamargo, la Ermita es, sin duda, su imagen más característica.
Disfrutar de la puesta de Sol, o recibir el aire fresco a primera hora
de la mañana, son experiencias gratificantes. Desde el cerro, llamado de la Cabezuela, las vistas hacia la llanura manchega son un regalo.
Pero la Ermita no es solo paisajes. La nave tiene también interés. Antes de entrar, y a modo de recibimiento, encontramos una antigua rosa de los vientos, que nos recuerda la orientación este-oeste de las antiguas iglesias de la cristiandad. Ya dentro, la pila resulta interesante. Y el camarín de la Virgen de la Cabeza, pintado por
Arnaldo Jareño Alarcón a mediados del siglo XX, nos devuelve a la época del Greco.
En lo alto del cerro
 |
| Camino de la Ermita. Ya queda poco para llegar. |
|
|
|
|
|
|
Al atardecer
 |
| El Sol ilumina las nubes justo antes del crepúsculo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario